La lista de compras de Galileo

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Un rutinario viaje de escasos 37 kilómetros fue determinante para transformar nuestra visión del cosmos. Sucedió en el invierno de 1609,  cuando un profesor de matemáticas de 44 años se desplazaba entre las ciudades italianas de Padua y Venecia. Se trataba, nada más y nada menos, que del padre de la ciencia moderna, como se suele encumbrar a Galileo Galilei, quien durante su trayecto llevaba a mano una lista de compras con algunos elementos cotidianos y otros un tanto intrigantes. 

Galileo había nacido el 15 de febrero de 1564 en Pisa y con tan solo 28 años ya se desempeñaba como profesor en la Universidad de Padua, donde se encargaba de dictar matemáticas, mecánica aplicada y astronomía.

A sus oídos había llegado un rumor sobre un nuevo instrumento óptico, un catalejo construido por un holandés, que permitía ver objetos lejanos, empleando lentes, que desde finales del siglo XIII se usaban para ayudar a las personas con problemas de visión.

Surgió un gran interés en Galileo por construir su propio dispositivo, especialmente después de que uno de sus antiguos alumnos, que tenia más detalles del invento holandés, le comentó que ya había permitido ver estrellas invisibles a simple vista; aunque su uso principal era de “lente espía” y para muchos no era mas que un simple juguete.

Galileo no era precisamente el mas diestro en óptica, pero rápidamente se puso manos a la obra y comenzó a diseñar el artilugio, consiguiendo resultados sorprendentes. A diferencia del holandés, el de Galileo no deformaba los objetos y tenia el doble de aumento, pero además lograba obtener una imagen derecha usando una lente divergente en el ocular, donde se pone el ojo para mirar a través de él.

La lista de compras que Galileo llevaba consigo aquella fría mañana de 1609 en su viaje a Venecia, contenía algunos de los elementos que necesitaba comprar para lograr su propósito. Junto a los regalos para su pequeño hijo Vincenzo, una buena dosis de especias para aliñar sus platos favoritos, garbanzos, jabones, peines de marfil y un vino importado de Grecia, Galileo incluye en la famosa lista algunos objetos mas sorpresivos, como un par de bolas de artillería, diversos tipos de vidrios, un tubo metálico de órgano, resina y un polvo hecho con esqueletos de organismos marinos, entre otros.  

Dentro del tubo colocaría las lentes de vidrio pulidas con el polvo, usando la resina para fijarlas temporalmente durante las pruebas. De los cerca de 100 telescopios que fabrica Galileo, solo un puñado eran adecuados para la observación astronómica, como el propio reconoció. El mas conocido, de casi un metro de longitud, estaba hecho con tiras de madera en el cuerpo principal y un envoltorio en cuero rojo con acabados dorados. 

En 1611 el príncipe Federico Cesi, fundador de La Academia Nacional de los Linces – primera sociedad científica moderna – sugirió llamar telescopio al fascinante instrumento, -que significa “que mira lejos”. Se había bautizado el instrumento que cambió para siempre nuestra visión del cosmos.

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