Contanto y catalogando estrellas

Imaginemos a los primeros seres humanos que miraban noche tras noche el cielo nocturno, identificando aquellos pequeños puntos luminosos sobre sus cabezas. Su conocimiento del firmamento se fundamentaba en la observación sistemática de tales objetos, de sus posiciones, movimientos y brillos.

Los catálogos estelares, que de hecho representaron los primeros catálogos hechos por la humanidad, surgieron del interés por hacer un listado de las posiciones de los astros; y se fueron complementando con nuevas observaciones y descubrimientos de objetos en la bóveda celeste. De esta manera, se empezaron a crear verdaderos mapas del cielo que fueron determinantes para muchos aspectos de la vida y la cultura de antiguas civilizaciones.

El catálogo astronómico más antiguo del que se tenga registro se encuentra en el Gan-Shi Xing Jing, que data del siglo V a. C., un libro cuyo nombre significa “manual de estrellas de los maestros Gan y Shi”, haciendo alusión a los dos astrónomos chinos que lo redactaron. Posiblemente el más famoso de los catálogos astronómicos en la antigüedad se debe al astrónomo griego Hiparco, quien lo creo en el año 129 a.C., compilado las posiciones de mas de 800 estrellas, además de inventar el sistema de clasificación de estrellas según su brillo, es decir, agrupándolas de las más brillantes a las más tenues. El sistema actual es una modificación del que heredamos de Hiparco.

Al avanzar unos cuantos siglos, nos encontramos con el primer catalogo moderno, creado por el astrónomo y abogado alemán Johann Bayer, y publicado con el nombre de Uranometria (medición del cielo) en 1603. Este atlas del cielo fue el primero que incluyó toda la esfera celeste, y contenía 1200 estrellas, tomando como base fundamental las magníficas observaciones del astrónomo Tycho Brahe.

Sin embargo, no todos los catálogos estuvieron basados en estrellas. El reconocido catalogo de Messier, surgió del interés por descubrir cometas del astrónomo francés Charles Messier en la segunda mitad del siglo XVIII. Aunque su objetivo era hacer un listado de cometas, pasaría a la historía por catalogar galaxias, cúmulos de estrellas y nebulosas, para no confundir tales objetos con los cometa que esperaba descubrir. Es sin duda uno de los catálogos favoritos de astrónomos aficionados que salen con sus telescopios a la caza de los 110 objetos Messier.

Otro de los famosos es el NGC (New General Catalogue) creado en 1880 con 7840 objetos, y el del astrónomo Henry Draper, o HD, publicado entre 1918 y 1924, con más de 225.000 estrellas.

Se pueden contabilizar cientos de catálogos astronómicos a lo largo de la historia. Los mas completos, que incluyen objetos como enanas marrón, diferentes tipos de estrellas, y hasta planetas extrasolares, han sido obtenidos en las últimas décadas, en gran medida gracias a observaciones de telescopios satelitales que registran incansablemente el firmamento.

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