
Una innegable obsesión por la precisión llevó a un ingenioso científico sueco a proponer una las más famosas escalas de temperatura, que con el tiempo conocemos como escala de grados Celsius y se representa con el símbolo ºC. Su creador, Anders Celsius, era un astrónomo y físico que había dedicado buena parte de su vida a explorar el cielo y también la Tierra.
Desde pequeño, Celsius estuvo rodeado de ciencia gracias a que la mayoría de sus familiares trabajaban en áreas científicas, y después de estudiar en la Universidad de Uppsala, comienza su etapa como profesor allí mismo, siguiendo los pasos de su padre. En astronomía es reconocido por ser el fundador y director del Observatorio Astronómico de Uppsala y por sus catálogos de estrellas.
En uno de sus primeros trabajos científicos, propone un nuevo método para medir la distancia de la Tierra al sol, y dedica grandes esfuerzos a entender como se producen las auroras. Es la primera persona que propone una conexión entre las llamativas cortinas de colores en los cielos boreales, y cambios en el campo magnético terrestre, después de recopilar cientos de observaciones y de mediciones de movimientos de la aguja imantada en brújulas.
Celsius soñaba con explorar el mundo, y en 1736, tuvo la oportunidad de unirse a una expedición geodésica que se dirigía al Polo Norte. A pesar de los peligros que implicaba una expedición así, Celsius estaba emocionado y ansioso por poner en práctica sus habilidades como astrónomo para calcular la latitud y longitud de los lugares que visitaría, y establecer la medida de un arco de meridiano terrestre. Finalmente, después de varios meses de trabajo duro y con muchos problemas, la expedición regresó a casa con datos valiosos que ayudaron a mejorar la precisión de los mapas y a entender mejor la geografía del Ártico, confirmando la teoría de Isaac Newton de que la Tierra no era una esfera perfecta y estaba achatada en los polos.
Sin embargo, si hablamos de este personaje, lo primero que se nos viene a la cabeza es la escala de temperatura Celsius. En 1742, hacia el final de su corta vida (murió a los 42 años), Celsius inventó una escala graduada que utilizaba como puntos de referencia, el punto de congelación y el punto de ebullición del agua a nivel del mar. El de congelación estaba en 100 ºC y el de ebullición en 0ºC, de forma que cada grado era la centésima parte de esa diferencia de temperaturas. De allí que el nombre de su escala era de grados centígrados.
Un año después de la muerte de Celsius, ocurrida el 25 de abril de 1744, el famoso botánico Carlos Linneo, invierte la escala, con lo cual a medida que aumenta el calor, la temperatura sube, sube.
El grado centígrado continúo siendo la unidad de medida de temperatura hasta 1948, año en que la Conferencia General de Pesos y Medidas adoptó el término «grado Celsius» en honor a Anders Celsius. Durante las discusiones, también se consideró reemplazar el punto de congelación del agua por el punto triple del agua para usar un solo punto de referencia en lugar del intervalo de 0 ºC a 100 ºC. El punto triple del agua es el punto en el cual el vapor de agua, el hielo y el agua líquida coexisten en equilibrio, y se convirtió en el pilar de la escala de temperatura, al que se le asignó el valor de 0,01 °C. La escala entonces dejo de ser centígrada porque ya no usaba 100 divisiones. Finalmente, en el 2018 se tomó la decisión de dejar de utilizar también el punto triple del agua como referencia. En lugar de esto, la unidad de medida de temperatura se definió utilizando un valor numérico preciso de una constante termodinámica llamada la constante de Boltzmann.
Lo anterior significa que los grados centígrados ya no existen, y que deberíamos siempre referirnos a grados Celsius.