Los secretos del gigante acostado

Hay un gigantesco mundo helado y misterioso que despierta muchos interrogantes desde que se descubriera en 1781. Aquel año William Herschel, el minucioso observador del cielo, encuentra a Urano, siendo el primer planeta descubierto con la ayuda de un telescopio; aunque inicialmente pensó que se trataba de un cometa o una estrella. El hecho de que se descubriera un nuevo planeta en el siglo XVIII fue un reflejo de la creciente sofisticación de la tecnología astronómica de la época.

Desde entonces, Urano escasamente ha dado algo menos de tres vueltas alrededor del Sol, moviéndose casi acostado, ya que por alguna razón su eje de rotación esta inclinado cerca de noventa grados con respecto a su órbita. Esta inclinación extrema provoca estaciones muy diferentes a las de otros planetas, con largos períodos de oscuridad y frío extremo en sus polos. En los solsticios, uno de los polos del planeta queda en completa oscuridad durante 42 años, mientras que el otro está bañado por la luz solar durante todo el día.

La razón por la cual esta tumbado es  solo uno de los interrogantes sobre este planeta de tono verde-azulado, compuesto principalmente de hielo, metano y amoníaco, y que tiene 27 lunas. 

A diferencia de los otros planetas gigantes del sistema solar, que tienen vientos y tormentas extremadamente fuertes; para la muestra la turbulenta atmósfera de Júpiter plagada de ciclones y anticiclones, Urano tiene una atmósfera relativamente tranquila. Esto se debe en parte a su distancia del Sol (diecinueve mas  lejos de lo que se encuentra la Tierra), y a su baja tasa de rotación, lo que significa que no hay mucho calor generado en el planeta para impulsar los vientos. 

La semana pasada conocimos una nueva y fascinante imagen de Urano, tomada por el telescopio espacial JWST. Allí resaltan espectaculares, los anillos que rodean al planeta. Urano tiene 13 anillos conocidos, de los cuales 11 se ven en la nueva imagen.  Se cree que estos anillos son relativamente jóvenes, de no más de 600 millones de años, y pueden haber surgido a partir de la colisión de varios satélites que existieron en algún momento.

En la fotografía del JWST brillan de manera especial, debido a que este telescopio capta la emisión en infrarrojo, que en los helados anillos de Urano es mucho mas intensa que la de luz visible.

La nave espacial Voyager 2 estudió ampliamente los anillos de Urano durante su sobrevuelo por el planeta en enero de 1986, lo que llevó al descubrimiento dos anillos esquivos, de composición polvorienta, y del campo magnético que tiene el planeta. Sin embargo, ahora la poderosa cámara infrarroja del JWST permitirá captar en futuras observaciones los 13 anillos e indagar sobre los cambios que ocurren en el planeta, principalmente en las zonas polares.

Urano será además en el futuro, protagonista de desafiantes misiones de exploración. Dentro de las recomendaciones para los planes de exploración espacial, esta la de indagar sobre los mundos helados y misteriosos de nuestro sistema solar, destacándose Urano junto con Encélado, una luna de Saturno. Se propone enviar una nave que orbite el planeta, y una sonda atmosférica que estudiarían a Urano desde diferentes ángulos. La misión podría lanzarse dentro de una década y sería la primera dedicada a Urano, el séptimo planeta desde el Sol.

Así las cosas, ahora mas que nunca, tenemos a Urano en la mira.

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