Conectados con el universo 

Al celebrar recientemente Día Mundial de Internet (17 de mayo), nadie duda de la transformación que ha generado en pocos años la incorporación de las tecnologías de la información y la comunicación en nuestras vidas, una de las principales revoluciones de la sociedad moderna. Sin embargo, hace algo más de tres décadas, cuando internet era apenas una forma muy rudimentaria para comunicarse, al alcance de solo unos pocos, los astrónomos ya le sacaban el máximo provecho, estableciéndose como una de las primeras comunidades en vislumbrar las ventajas de este nuevo desarrollo a la hora de potenciar la forma como se hacía astronomía.

El creciente número de telescopios y de proyectos en astronomía generaba un gran volumen de datos, y los astrónomos terminaban sus jornadas de observación de una o dos semanas en algún remoto observatorio en las montañas, regresando a sus universidades e institutos de investigación cargados con maletines llenos de cintas con imágenes y datos astronómicos. Corría entonces la década de 1970, y en algunos lugares se empezaba a pensar en la manera de optimizar el trabajo con tales datos, estableciendo protocolos y redes de colaboración.

En ese contexto nace en 1980 el proyecto Starlink, nombre que en la actualidad asociamos a la constelación de satélites de Elon Musk, pero que en ese momento era una red pionera de la comunidad astronómica que proporcionaba software para la reducción de datos astronómicos. El proyecto se estableció en el Reino Unido comenzando con 6 instituciones, aunque rápidamente involucró hasta 30 lugares, con personal en administración de sistemas en cada nodo. Hacia mediados de esa década, hay una extensa proliferación de estaciones de trabajo UNIX en los institutos y departamentos de astronomía, que se integran en redes locales Ethernet. El ámbito académico era el caldo de cultivo para el crecimiento vertiginoso de l internet. 

Las cosas apenas estaban por cambiar, y el gran salto se daba con la popularización en 1993 de la world wide web (www), el sistema de gestión de información que empezó a conectar a todo el planeta. Sus creadores eran especialistas en ciencias de la computación que trabajaban en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), y habían presentado su propuesta un par de años antes.

Para 1994, año en que llegó internet a Colombia y empezaron a surgir grandes empresas del sector como Amazon, el 92% de la comunidad astronómica profesional en el mundo ya usaba internet. Ese mismo año, la astronomía mundial vivía un hecho sin precedentes. Se trataba del impacto del cometa Shoemaker-Levy 9 con Júpiter. El evento, más allá de dejarnos perplejos desde la mirada científica, significaba la primera vez que un acontecimiento astronómico se divulgaba tan rápidamente, llegando a millones de personas. La campaña para observar el fenómeno, y las imágenes de la colisión le dieron la vuelta al mundo en cuestión de clics. Luego, la llegada de la misión Pathfinder a Marte en 1997, hacia colapsar varios servidores de la red mundial. 

Así como el desarrollo del internet tuvo en la astronomía una gran aliada, el futuro del estudio del universo depende ineludiblemente del internet.

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