
Usar una cabina telefónica parece cosa del pasado. Hoy día, es difícil imaginar que en ocasiones era necesario hacer una larga fila para esperar el turno y acceder a un teléfono, un dispositivo que para muchos era lo mas cercano a viajar en el espacio; al menos esa puede ser la sensación al escuchar la voz de una persona, tal vez a miles de kilómetros de nosotros.
Probablemente las filas hubieran sido aun más largas si la cabina nos hubiera permitido viajar físicamente en el espacio, pero además en el tiempo, es decir, que se convirtiera en una verdadera máquina del tiempo. A partir de 1895 cuando vio la luz la novela del escritor británico Herbert George Wells, justamente con el llamativo nombre de “La máquina del tiempo”, se inauguraba para el público la fascinante idea de viajar a través del tiempo y el deseo de descubrir los misterios de la denominada “cuarta dimensión”. En realidad en la década de 1880 ya habían sido publicadas las primeras menciones a máquinas del tiempo en la literatura, en obras del español Enrique Gaspar y Rimbau y el francés Eugene Mouton, que no tuvieron la popularidad de la obra de Wells.
Sin embargo, Wells no da muchos detalles del artilugio en cuestión, dejando abierta al lector la posibilidad de ponerle características, aunque creo que pocos la imaginaron como una simple cabina telefónica. Pocos, excepto los creadores de una famosa serie de televisión de ciencia ficción, que figura en el libro Guinness de los récords como la de mayor duración del mundo. Con el nombre de “Doctor Who”, la serie se estreno el 23 de noviembre de 1963, como una iniciativa de la BBC británica, para darle un impulso a su sección de ficción, sin fastuosas pretensiones en el uso de efectos especiales. El héroe es un excéntrico alienígena que viaja en el espacio y el tiempo ayudando a quienes lo necesitan, usando una nave camuflada de cabina de teléfono denominada Tardis, por las siglas en inglés para “tiempo y dimensiones relativas en el espacio”. La Tardis tiene la forma de una típica cabina de teléfono de la policía británica, con la particularidad de que es más grande por dentro que por fuera.
En la seria se juega con líneas de tiempo vulnerables al cambio, lo cual es necesario para que el Doctor Who puedan alterar los acontecimientos, aunque la limitación de Blinovitch le impide interferir en su propia línea temporal, por cuanto sus pasados, presentes y futuros no pueden entremezclarse.
A pesar de ser la serie de ficción más longeva de la historia, sigue siendo un referente de modernidad. Si alguna vez podemos viajar en el tiempo, seguramente no lo haremos en una cabina de teléfono, pero recordaremos algunas de las posibles historias asociadas a viajes temporales de la famosa serie, que ya va por 38 temporadas.