Recientemente la deportista colombiana Sofía Gómez, tuvo una destacada participación en el Mundial de Apnea de Turquía, obteniendo entre otros logros la medalla de plata en la modalidad de peso constante con bialetas. Sofía se sumergió a una profundidad de 86 metros en el mar Mediterráneo.
Este logro que parece desafiar los límites humanos la enfrenta a una situación de mucha presión, no solamente por la evidente tensión durante cualquier competición, sino literalmente por estar a una profundidad donde el peso del agua sobre su cuerpo genera efectos que solo alguien con mucho entrenamiento puede soportar. Las variaciones de presión influyen en el cuerpo del ser humano y los animales, principalmente en las estructuras que están ocupadas por aire.
Sin embargo fuera del agua, Sofia y cualquiera de nosotros también soporta una enorme cantidad de presión, en este caso la que ejerce el peso del aire que esta sobre nuestras cabezas, con la diferencia de que nuestro cuerpo si esta hecho para resistir tal presión. Es más, si no existiera no podríamos tener el cuerpo que tenemos, no podríamos vivir.
El 15 de octubre de 1608 nació la persona que descubrió que el aire tenía peso, y que aunque estiremos los brazos y nos sintamos cómodos, sobre nuestros hombros recae el peso de una columna de aire que se extiende muchos kilómetros sobre ellos, tantos como la extensión de la atmósfera terrestre, es decir cerca de 10.000 kilómetros, que es hasta donde se extiende su parte externa denominada exósfera.
De nombre Evangelista Torricelli, la vida de este italiano estuvo lejos de ser color de rosa de comienzo a fin. Su familia, de escasos recursos económicos, no tuvo mucho cariño hacia el, y muere a la temprana edad de 39 años. Uno de sus momentos gloriosos fue haber sido discípulo de Galileo Galileo en los últimos tres meses de vida del gran sabio de finales del Renacimiento.
Pero sin duda el año más importante de su vida fue 1643, cuando realiza un experimento en donde utiliza mercurio, que hace ascender por un tubo al exponerlo al peso del aire de la atmósfera – la denomina presión atmosférica. El mercurio subió 760 milímetros, lo que ahora da la medida de “presión normal”, o la presión media a nivel del mar.
Si hubiese utilizado agua, Torricelli habría necesitado un tubo de algo más de 10 metros de altura para poder contener el líquido ascendente, debido a que el agua es 13.6 veces menos densa que el mercurio. El peso de la atmósfera a nivel del mar es entonces el equivalente al peso de una columna de agua con la altura de un edificio de tres pisos. Si vivimos en ciudades a mayor altitud entonces será menor, dado que las capas más densas de atmósfera están más abajo.
Torricelli mata dos pájaros de un solo tiro, descubre la presión atmosférica y calcula su valor, y con eso inventa el barómetro de mercurio.
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