El cine ha hecho que muchas personas se acerquen de manera peculiar al descubrimiento del universo.
La entrega de los Óscar no solo fue escenario para los amantes del séptimo arte, también para los de la astronomía, que estuvimos particularmente cautivados. Entre los responsables estuvo el premio a mejores efectos visuales, que recibió Interestelar, filme en el que recrearon el concepto de agujero negro.
Un premio a los 800 terabytes de datos y a las cientos de horas de cálculos en computador necesarios para realizar la simulación más precisa de cómo se vería uno de estos exóticos objetos astrofísicos, donde la gravedad es tan fuerte que incluso la luz no puede escapar de ellos.
El cine y la astronomía tienen una relación cercana desde que, en 1874, el astrónomo francés Pierre Jules Janssen inventó el ‘revólver fotográfico’, con el que viajó a Japón para observar y registrar una secuencia rápida de fotos del tránsito de Venus frente al disco solar de ese año. 48 fotografías en 72 segundos serían el comienzo de lo que hoy son 24 fotogramas por segundo en una película de cine.
Janssen aparece en dos de las primeras películas de los hermanos Lumière, quienes en 1895 patentaron su cinematógrafo, un aparato que servía como cámara y proyector.
En el siglo XX, el cine se convirtió en una excusa para dejar volar la imaginación y las aventuras de exploración espacial a través de la ciencia ficción, pero también en una herramienta para aprender sobre la ciencia que estudia el universo.
Esta fascinación por la astronomía se plasma en la primera película de ciencia ficción, El viaje a la Luna, de 1902. Basada en las novelas De la Tierra a la Luna, de Julio Verne, y Los primeros hombres en la Luna, de H. G. Wells, esta película francesa, de 14 minutos y con astrónomos como protagonistas, tiene una de las escenas más conocidas de la historia del cine: la cara de la Luna con el impacto de un cohete en uno de sus ojos.
Desde entonces, cientos de filmes han tenido a los viajes interplanetarios, a célebres científicos y a gran cantidad de eventos astronómicos como protagonistas.
Aunque muchas veces con conceptos alejados de la realidad física, el cine ha hecho que millones de personas se acerquen de manera peculiar al descubrimiento del universo y de nuestro entorno astronómico. Además, que puedan ponerse en la situación de un viajero espacial y hasta tratar de entender las sensaciones de un brillante científico con su cuerpo atado a una silla de ruedas, con su mente danzando en los confines más profundos del cosmos.