
El riguroso mundo académico y científico no escapa a los bromistas. Hay días en que debemos estar un poco más alertas de lo normal, especialmente cada 28 de diciembre, o el 1 de abril en el mundo anglosajón, para no caer en alguna que otra inocentada. Es común en el famoso día de los inocentes, recibir anuncios sobre “nuevos descubrimientos” que cambiarán el curso de la humanidad; noticias sobre, por ejemplo, una nueva fuerza encontrada en la naturaleza, o un proyecto para viajar al centro de la Tierra adentrándose en un volcán. Todas ellas tienen la particularidad de ser noticias sorprendentes, pero infortunadamente falsas.
Sin embargo, en algunas ocasiones la cosa ha ido un poco más lejos, en cuanto a chanzas que no hacen parte del club de las inocentadas anuales se refiere. Uno de los casos más sorprendentes es el del artículo científico publicado por una mascota. Con el alias de F.D.C. Willard, el gato de nombre Chester, es un caso único de un felino que aparece como autor de trabajos científicos, en particular de uno que investiga sobre el comportamiento atómico a bajas y altas temperaturas.
La curiosa historia comienza en la década de los 70, cuando el físico Jack H. Hetherington, profesor del departamento de física y astronomía de la Universidad Estatal de Michigan, estaba a punto de enviar a la reconocida revista Physical Review Letters, su trabajo en solitario sobre una nueva investigación en el campo de la física experimental de la materia condensada, Hetherington se enfrentó a un dilema cuyo detonante había sido utilizar la palabra “nosotros” en su manuscrito, al referirse de forma modesta a sus aportes individuales. La cuestión es que la revista admitía el uso del plural solo cuando el trabajo tenía dos o mas autores, lo que representaba para Hetherington la necesidad de volver a escribir a máquina la mayor parte del manuscrito, y corregir así la pequeña inexactitud.
Tal vez sea mucho más rápido incluir simplemente a otro autor – pensó Hetherington – y fue así como su gato siamés termino figurando junto a él como autor del estudio. En noviembre de 1975 al artículo de J. H. Hetherington y F. D. C. Willard vio la luz, y la identidad detrás de las iniciales F.D.C permaneció oculta, hasta que años más tarde su creador reveló que se trataba de Felix Domesticus Chester Willard, siendo Willard el nombre del padre de Chester.
Antes de desaparecer del mundo científico, F. D. C. Willard “logró” publicar otro artículo, esta vez en 1980 y sobre él helio 3 sólido. El 1 de abril, día de los inocentes para el mundo anglosajón, del año 2014, la sociedad americana de física anunció libre acceso y utilización para las publicaciones hechas por gatos. “Desde Schrödinger no había habido una oportunidad como esta para los gatos en la física”, pregonaron.
Y hablando de curiosidades, una apuesta es responsable de que existan 213 artículos científicos que mencionan las letras de las composiciones de Bob Dylan.
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