
Habían pasado más de dos años desde la última vez que pudimos apreciar a la Luna tornarse rojiza mientras iba entrando poco a poco en la sombra proyectada por la Tierra. Aquel 21 de enero de 2019 disfrutamos de un ecljpse total de Luna, un fenómeno celeste cuyos primeros registros fueron encontrados en un libro de la dinastía Zhou en China, donde posiblemente se hace alusión al eclipse lunar del año 1137 a.C.
El pasado 26 de mayo, las posiciones de el Sol, la Tierra, y la Luna, volvieron a alinearse, y el cono de sombra proyectado por la Tierra al bloquear la luz del Sol, será el responsable de oscurecer a nuestro único satélite natural cuando se encuentre en su fase de Luna Llena.
A diferencia de los eclipses de Sol, que solamente son observados en una franja restringida en la Tierra, los de Luna pueden ser observados desde cualquier parte de nuestro planeta, siempre y cuando sea de noche. En América, la observación fue parcial; En Colombia comenzando a las 3:47 am en la madrugada del miércoles 26 de mayo hasta la entrada del alba un par de horas más tarde cuando salió el Sol cerca del oriente, y la Luna se escondia por el otro extremo del firmamento.
La observación parcial significa que no tenemos la oportunidad de ver la famosa Luna roja que caracteriza el eclipse total de Luna, la popularmente conocida como Luna de Sangre. El característico tono rojizo tiene lugar cuando la Luna entra completamente en el cono de sombra producido por la Tierra, y es causado por la atmósfera de nuestro planeta que actúa dispersando la luz del Sol, de manera que la luz roja es desviada justo en la dirección adecuada para que llegue a colorear la superficie lunar. Es la misma razón por la cual nuestros amaneceres y atardeceres suelen teñirse de rojo, debido a la acción de la atmósfera descomponiendo los colores de la luz blanca que llega del Sol, siendo el rojo la porción de la luz que es enviada hacia el suelo. Poéticamente podríamos declarar al eclipse total de Luna como la armoniosa combinación de millones y millones de amaneceres y atardeceres.
La tonalidad del rojo durante el eclipse depende de la presencia de aerosoles en la atmósfera terrestre, y por eso para los científicos representa un buen momento para estudiar las condiciones de nuestra atmósfera.
Si, pese a que la observación del eclipse no tendrá la espectacularidad de otros fenómenos astronómicos, su intención es observarlo; recuerde que no se requiere ningún instrumento especial, que se puede ver a simple vista de forma completamente segura, y que no representa el presagio de alguna calamidad o desastre natural, como en épocas anteriores se creía.
Este año los cazadores de eclipses lunares tendrán otra oportunidad más para su observación. Será el 19 de noviembre, cuando ocurrirá el segundo, y último, del 2021, y para el cual si tendremos la posibilidad de disfrutar de la cara sonrojada de la Luna.