
La exploración espacial es una de las mayores hazañas que hemos conseguido como humanidad. Es difícil imaginar a otra especie en la Tierra capaz de aventurarse al espacio interplanetario; ni tan siquiera de concebir viajes a otros mundos o de pensar en posibilidades de vida en algún rincón escondido en el universo.
Tras más de seis décadas, desde que la aventura espacial comenzaba con la puesta en órbita del primer satélite artificial, el Sputnik 1, hoy conseguimos explorar con avanzados laboratorios robóticos lugares a millones de kilómetros de nuestro planeta. Las más reciente misiones de exploración a Marte reúnen el anhelo de muchos años por encontrar vestigios de vida más allá de nuestro hogar.
Pero, ¿qué pasaría si encontramos algún rastro fósil de esa vida?, o más aun si algún microbio se asomara frente a las cámaras y demás instrumentos de medida con que va equipado el róver Perseverance. Sin duda la biología sería una de las áreas de la ciencia que más ampliará sus fronteras, pero muchos advierten sobre las implicaciones sociales y culturales del que probablemente sea reconocido como el descubrimiento más relevante en la historia de la humanidad.
Todas estas ideas son un verdadero caldo de cultivo, nunca mejor dicho, para un sinfín de nuevos interrogantes, que ahora se recogen en lo que se conoce como astroética.
¿Qué vamos a hacer con esa vida?, ¿Qué implicaciones tiene la exploración de un entorno en el cual llegaremos a cambiar las condiciones, lo cual a su vez afecte a los seres extraterrestres que en él habitan?, ¿Nos autolimitaremos en nuestro deseo expansionista si encontramos vida en Marte?, ¿Cómo nos comportaremos cuando colonicemos el planeta rojo?
Pese a que la ciencia ficción ya lleva un largo recorrido mostrando encuentros con civilizaciones alienígenas, otra cosa es cuestionarse como sociedad las implicaciones reales asociadas a estos dilemas éticos.
Si el contacto con nuevas culturas ha sido en muchos casos traumático, e incluso nefasto, a lo largo de la historia de la humanidad, ¿Habría razones para pensar que esto va a ser diferente cuando se trate de culturas extraterrestres?
La Tierra ha sido el escenario donde la máquina colonizadora de los seres humanos se ha puesto en marcha, y de alguna manera el camino de la exploración espacial parece representar el paso siguiente a las históricas conquistas de territorios, continentes y países. Parece entonces crucial no cometer los mismos errores del pasado.
Los problemas éticos relacionados con el uso del espacio, que estuvieron en un comienzo asociados a la militarización en la época de la Guerra Fría, y hasta con la venta de parcelas en la Luna por parte de personas inescrupulosas, hoy incluyen la ética del contacto extraterrestre y la manipulación de condiciones planetarias más allá de nuestra “canica azul”.
Es bueno pensar en cómo deberíamos comportarnos si tenemos vecinos en la casa de enfrente.