PREGUNTA 1: ¿Se sabe cuántas personas han muerto por descompresión en el espacio?
RESPUESTA: En los 60 años de carrera espacial han muerto 25 personas entre el programa espacial ruso y el norteamericano. Las pérdidas de vidas se han dado por accidentes, siendo el primero el ocurrido en 1961 cuando el cosmonauta Vladimir Bondarenko murió por quemaduras tras sufrir un incendio en una prueba.
Caso similar sucedió con los tres tripulantes del Apolo I. En ambos casos las pruebas se realizaban antes de emprender el viaje al espacio, tal cual sucedió en otros accidentes de esa década.
Otra situación diferente ocurrió en 1971 en la nave Soyuz XI, después de superar el récord de permanencia en el espacio. Sus tres tripulantes, que no llevaban traje, aterrizaron muertos por asfixia dentro de la cápsula luego de que se produjera un escape de aire. Este ha sido el único accidente fatal por despresurización espacial, término usado para referirse a el momento en el que desaparece la presión atmosférica normal de la cabina de una nave espacial.
A partir de allí se estableció obligatoriamente el uso del traje dentro de la cápsula para eventuales emergencias. Las catástrofes más sonadas son las explosiones en pleno vuelo del transbordador Challenger cuando salía de la Tierra en 1986, este hecho dejó un saldo de 7 astronautas muertos, y el accidente del Columbia en el
2003, donde perdieron la vida otros 7 tripulantes a su reingreso a la atmósfera terrestre. Estos últimos desencadenaron el fin del programa de transbordadores espaciales de la NASA.
PREGUNTA 2: ¿Exactamente de qué se alimenta un astronauta?
RESPUESTA: En los viajes tripulados los astronautas deben disponer de todo el alimento que van a consumir durante su estadía en el espacio. La comida debe ser nutritiva, pues las condiciones del viaje normalmente generan un debilitamiento en el sistema inmunológico que podría enfermarlos.
En ese proceso de selección se procura que la comida se ajuste a los gustos de cada astronauta para producir un efecto de satisfacción. Cuando se estaba empezando la carrera espacial, los astronautas en sus primeros viajes se alimentaba de una especie de papilla de frutas con alto contenido de proteínas que se empacaba en tubos como la crema dental.
Luego se implementaron los sistemas para rehidratar la comida, pues resultaba más fácil transportarla deshidratada al espacio. Posteriormente, con el uso del microondas, la facilidad para comer una amplia variedad de alimentos aumentó y por eso ahora pueden comer casi cualquier cosa, incluso pueden llevar alimentos típicos de sus países.
Hay centenares de opciones de comida que llevan enlatada (principalmente los rusos) o en bolsas (los norteamericanos y europeos) y pueden darse gustos con postres, ensaladas de frutas y otras delicias gastronómicas.
La ingravidez afecta a las papilas gustativas y se pierde un poco el sentido del gusto, por lo cual los astronautas suelen comer comidas muy condimentadas. Eso sí, llevan un control en la dieta para asegurarse de que cumplen satisfactoriamente con una buena dosis de nutrientes.
Se evita el consumo de alimentos que generen residuos como migas de pan para que no queden flotando dentro de los habitáculos. La sal por ejemplo se usa líquida.
PREGUNTA 3: ¿Qué tan cerca estamos de que un meteorito gigante acabe con la Tierra?
RESPUESTA: Hay una amenaza real de que un asteroide como el que impacto el planeta hace 65 millones de años, que acabó con los dinosaurios, pueda volver a afectar a la Tierra. El problema es que no podemos saber cuándo sucederá, pero se están desarrollando actualmente investigaciones y tecnología para lograr detectar estos cuerpos y ser capaces de desviar su trayectoria cuando se dirijan peligrosamente hacia nosotros.
Desde el 2017, cada 30 de junio se realiza el Día Internacional del Asteroide, que conmemora el impacto de Tungunska (Rusia) que tuvo lugar en esa fecha en el año 1908. El objetivo es sensibilizar a la población sobre los riesgos de impacto de asteroides y poder crear una respuesta internacional ante esta amenaza latente.
Si cayera un asteroide de 10 kilómetros de diámetro, como el que acabó con los dinosaurios, pondría en riesgo nuestra civilización y podría representar el fin de nuestra especie.
De los 750.000 asteroides que se conocen en nuestro Sistema Solar existen hasta el momento unos 16.000 cuerpos catalogados como objetos cercanos a la Tierra (NEO por sus siglas en inglés), lo que significa que sus órbitas pasan cerca de nuestro planeta. La mayoría tienen tamaños menores a 1 kilómetro.
Además, existe otro grupo denominado Asteroides Potencialmente Peligrosos que son casi 2.000 objetos con órbitas menores a 7 millones de kilómetros de la Tierra. En conclusión, se podría decir que la pregunta que nos hacemos ahora no es si caerá, sino cuándo sucederá.
PREGUNTA 4: ¿Es cierto que aún se ven las pisadas de las primeras personas que fueron a la Luna?
RESPUESTA: Sí, es cierto, las huellas de los 12 seres humanos que han pisado la Luna siguen allí intactas. La razón es que en la Luna no hay atmósfera, por lo cual no se genera una corriente de viento que pueda barrer tales huellas de su superficie. Tampoco hay erosión o actividad tectónica, otro fenómeno que en la Tierra se encarga de moldear el terreno, aunque en escalas de tiempo un poco mayores.
El material lunar tiene también una ventaja para que las huellas perduren de forma más clara. El llamado regolito lunar que cubre la superficie de la Luna es aparentemente como una especie arena, pero en realidad cuando se mira en un microscopio es muy irregular, a diferencia de la arena que se ve como pequeñas esferas.
Luego de dejar una huella de nuestro pie sobre la arena los granos se deslizan fácilmente unos sobre otros y borran la marca. En el regolito, los granos están más fuertemente adheridos, como si fuera una especie de velcro.
Otra razón más es que la gravedad en la Luna es seis veces menor que en la Tierra, por lo cual es también menor el efecto del peso del material lunar que quedó en la huella y que trata de que esta colapse.
Lo único que puede borrar los rastros que hemos dejado los seres humanos en la Luna -el único sitio fuera de la Tierra que hemos pisado- serían los impactos de meteoritos que arrasen con las zonas que hemos visitado.
PREGUNTA 5: ¿Es cierto que en 1953 una persona se autoproclamo dueña de la Luna
RESPUESTA: Si, el 25 de septiembre de 1954. El hombre se llamaba Jenaro Gajardo Vera, un abogado y poeta chileno que fue fundador de la Sociedad Telescópica Interplanetaria y que tenía entre sus objetivos principales crear una especie de comité de recepción para visitantes de otros planetas.
Vera se presentó ante un notario en la ciudad chilena de Talca, a unos 250 kilómetros al sur de Santiago de Chile, para dejar constancia de su declaración como dueño de la Luna, con el siguiente párrafo:
‘Jenaro Gajardo Vera, abogado, poeta, es dueño desde antes del año 1857, uniendo su posesión a la de sus antecesores del astro, satélite único de la Tierra, de un diámetro de 3.475,99 kilómetros, denominado Luna, y cuyos deslindes por ser esferoidal son: Norte, Sur, oriente y poniente: espacio sideral. Fija su domicilio en calle 1 oriente 1270 y su estado civil es casado. Talca’.
Al final de sus días, en el testamento del señor Vera se puede leer: ‘Dejo a mi pueblo la Luna, llena de amor por sus penas’.
Sin embargo, desde 1967 existe un tratado del espacio exterior que prohíbe la compra y venta de objetos en el espacio y en 1984 se suscribió un acuerdo internacional en donde se considera a la Luna Patrimonio Común de la Humanidad, por lo cual nadie puede apropiarse de ella.
PREGUNTA 6: ¿Los astronautas pierden la noción del día y la noche en el espacio?
RESPUESTA: Vivir en el espacio tiene ciertas particularidades, una de ellas es que al encontrarse orbitando la Tierra -desde lugares como la Estación Espacial Internacional- los astronautas viajan a 27.000 kilómetros por hora, lo que hace que experimenten 16 anocheceres y atardeceres en un lapso de 24 horas.
Lo anterior significa que no es fácil saber cuándo irse a dormir y que deben cumplir con un horario establecido para tener sus 8 horas de sueño después de realizar sus labores.
Se ayudan con antifaces o cortinas para bloquear la luz del Sol, que cada 90 minutos está volviendo a entrar por la ventana.
Muchos experimentan trastornos de sueño mientras se habitúan a estas condiciones excepcionales de día y noche y a las otras consecuencias que trae consigo el estar en un ambiente de ingravidez. Todo esto puede llegar a afectar sus ritmos circadianos.
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