El proyecto de contar con un satélite colombiano de telecomunicaciones volvió a empantanarse.
En estos momentos, un colombiano en alguna de las zonas rurales más recónditas de nuestro país, podría estar conectado a internet leyendo esta columna gracias al satélite de telecomunicaciones colombiano que tendría que haber sido puesto en órbita en el 2013. También han habido intentos fallidos de tener un satélite de observación terrestre.
En la década pasada, el documento 3579 del Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes) estableció los lineamientos para implementar el proyecto satelital de comunicaciones de Colombia (Satcol).
Pero ese colombiano, y millones más que viven en unos 50 mil lugares apartados, incluyendo hospitales, colegios y bibliotecas, tendrán que esperar hasta que el Gobierno decida revivir el proyecto que, entre otras cosas, permitirá interconectar regiones donde el cable o la fibra óptica no pueden llegar debido a la compleja geografía andina.
Después de unos 40 años de intentos para tener nuestro propio satélite de telecomunicaciones, nuevamente el proyecto se viene abajo. Esta vez una de las principales razones es su elevada inversión, que asciende a los 250 millones de dólares. Parece, sin duda, una cifra bastante alta, pero creo que los costos que pa garemos, que muchas veces no se pueden medir en dinero, serán mayores.
El Gobierno estimó que en siete años se gastará unos 77 millones de dólares en la compra de información satelital, una tercera parte de la inversión para tener nuestro satélite. Sin embargo, el proyecto Satcol calculó una vida útil de 15 años para el satélite geoestacionario. Se contempló, además de disponer de datos satelitales que hoy compran el Ministerio de Defensa, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y otras entidades, proveer servicios de educación virtual, telesalud, gobierno en línea y ciudadanía digital.
Esta noticia de la semana pasada sí que contrasta con una de hace un par de años, según la cual el país compraría a Estados Unidos 10 helicópteros UH-60L Black Hawks, incluyendo 5 usados, por 130 millones de dólares. Con esta adquisición la flota colombiana de Black Hawks llegaría a 99 unidades. Colombia es el cuarto operador de Black Hawks y la tercera flota de helicópteros artillados del mundo.
El proyecto satelital colombiano es el ejemplo de una gran inversión vista como un gasto inútil. Seguramente la historia será similar a la del metro de Bogotá: tarde o temprano lo tendremos, porque es impensable imaginar otros 40 años sin él.
Mientras esperamos, se celebran 52 años de la puesta en órbita del primer satélite de comunicaciones en el mundo, el Telstar 1.
Publicado en el diario El Tiempo el 24 de septiembre de 2014.