Mujeres que transforman la ciencia

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Cada 7 de noviembre, el mundo de la ciencia conmemora el nacimiento de Marie Curie y Lise Meitner, dos mujeres extraordinarias cuyo trabajo dejó una huella indeleble en el mundo de la  ciencia. 

La primera de ellas, el referente más conocido de mujer científica, fue merecedora de dos Premios Nobel y pionera en lograr notables avances en el campo de la radiactividad, con aportes que permitieron tratar enfermedades como el cáncer. La celebración del Día Internacional de la Física Médica es un homenaje al su arduo trabajo que impulsó avances médicos en el siglo XX, pero también a su esfuerzos en vida que permitieron que más de un millón de soldados continuaran con vida utilizando sus equipos de rayos X en plena Guerra Mundial.

Por su parte, Lise Meitner, pese a haber sido pionera en el campo de la física nuclear, es mucho menos conocida. Con grandes obstáculos, Lise se enfrentó a la discriminación por su género y su religión, pero logró superar las dificultades y se convirtió en una de las físicas más destacadas de su tiempo.

Lise nació en Viena en 1878 en una familia que valoraba la educación y el aprendizaje, pero su trabajo principal lo desarrolló en Alemania. La colaboración con Otto Hahn, un destacado químico, se extendió por cerca de 30 años, y juntos exploraron el mundo de la física nuclear y fueron los primeros en articular y justificar la primera fisión nuclear, un hito que revolucionaría la ciencia. Publicaron su trabajo en 1939, lo que desencadenó una carrera científica en la búsqueda de la bomba atómica.

La compleja situación en Alemania en la década de 1930, había hecho que muchos científicos abandonaran el país, tras ser víctimas de brotes antisemitas. Lise pudo aguantar un tiempo el embate, y seguía al frente del laboratorio en Berlín que lideraba los esfuerzos por encontrar elementos más pesados que el uranio. Hacia el final de la década es finalmente expulsada de su trabajo, pero además le quitaron su pasaporte y le prohibieron viajar. Algunos de sus colegas hicieron lo posible por sacarla del país, y logró finalmente salir de manera clandestina en un tren hacia Holanda.

Fue uno de los momentos más difíciles de su vida. Sola, con miedo y sin dinero, esperó varios meses para encontrar un trabajo, hasta que finalmente en Suecia recibió una oportunidad, aunque con condiciones laborales muy difíciles para una mujer científica. A pesar de todo, retomó sus investigaciones y su trabajo a distancia con Otto Hahn.

Otro golpe estaba por recibir.  En 1944, Otto Hahn recibió el Premio Nobel de Química, aunque Lise había contribuido de manera significativa en las investigaciones y habían sido nominados juntos en 1939. La razón detrás de su exclusión en el premio sigue siendo objeto de debate, pero se ha sugerido que podría haber sido influenciada por prejuicios machistas o celos profesionales.

Uno de los momentos más notables en la vida de Lise Meitner que muestra sus profundas convicciones, fue la decisión de rechazar la participación en el proyecto de la bomba atómica.  A pesar de que esta oportunidad le habría permitido trabajar con algunos de los científicos más prominentes de la época y escapar de un laboratorio que no la valoraba, Meitner se negó y optó por no tener nada que ver con la creación de un arma destructiva. Fue la única persona que rechazó esta oferta en el Proyecto Manhattan.

Hacia mediados del siglo XX, el mundo valoró el papel fundamental de esta científica en la ciencia y pudo recibir en vida merecidos reconocimientos. 

Las contribuciones de Marie y Lise siguen inspirando a científicas y científicos de todo el mundo y nos recuerdan la importancia de derribar barreras y luchar por alcanzar nuestros sueños aunque el entorno no sea el más favorable,

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