Una noche con Yuri

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La Tierra es azul. Esta frase refleja una de las características más destacadas de nuestro planeta visto desde la inmensidad del espacio exterior, y así lo pudo ver con sus propios ojos el primer ser humano que puedo echar un vistazo a la Tierra desde allá arriba. Yuri Gagarin pronuncia la frase el 12 de abril de 1961 a 315 kilómetros de altura y viajando a casi 30 mil kilómetros por hora, mientras orbitaba la Tierra a bordo de una pequeña esfera metálica de apenas 2 metros de diámetro, la nave Vostok 1.

Con sus 157 centímetros de altura, y de vuelta a la superficie terrestre, Gagarin se convertía en un enorme ícono mundial, un héroe capaz inspirar a las futuras generaciones de viajeros espaciales.

Posiblemente, si no hubiera sufrido los embates de la guerra, la figura de Gagarin no hubiera trascendido, hasta convertirse en el punto de partida para asumir nuevos desafíos que parecían imposibles. Su vocación para ser piloto, había nacido durante la Segunda Guerra Mundial, cuando un avión soviético fue derribado sobre su pueblo. 

Los 108 minutos, que duro el viaje espacial de Gagarin, trascenderían para siempre, pese a que lo soviéticos habían mantenido en secreto todo el proyecto, a tal punto que se dice que el despegue del Vostok 1 no fue grabado en directo, y que las imágenes que circularon después fueron una puesta en escena donde se repitieron las acciones que habían tenido lugar el histórico día.

La puerta de entrada de la humanidad al espacio fue un desolado lugar secreto en la estepa sur de  Kazajistán, a unos 2500 kilómetros al sureste de Moscú, con temperaturas extremas de 50ºC en verano y -30ºC en invierno. Allí se estableció el cosmódromo de Baikonur, un trampolín en un lugar aislado para saltar a otro aun más aislado, el espacio exterior. El lugar ha sido el punto de partida para algunas de las misiones más icónicas de la exploración espacial entre las que se destacan el lanzamiento del primer satélite artificial, el famoso viaje de la perrita Laika, y el de la primera mujer en el espacio, Valentina Tereshkova, que llegaba al espacio un par de años después de Gagarin.

Tras mas de seis décadas, la exploración espacial esta hoy mas viva que nunca, con nuevos desafíos, nuevos proyectos, actores y tecnología. Con el objetivo de aumentar el interés de los ciudadanos por la exploración del espacio, y de rendirle un homenaje a la persona que abrió este camino de exploración que no se detiene, se celebra alrededor del mundo cada 12 de abril “La noche de Yuri”. Aunque viajar al espacio sigue siendo algo restringido a tan solo unos pocos, la curiosidad que caracteriza a la especie humana y el persistente deseo de conocer, viajan en aquellos que desde la oscuridad del espacio pueden reconocer el fascinante resplandor azulado del planeta que habitamos y la fragilidad de nuestra propia existencia.

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