La imagen fue captada por el satélite Observatorio Espacial Climático Profundo (DSCOVR).
Mucho ha cambiado la tecnología desde que se tomó la primera foto de la Tierra desde afuera. En 1946, con una cámara de 35 milímetros acoplada a un cohete, se obtuvo una imagen en blanco y negro de nuestro mundo, a 104 km sobre la superficie del planeta, considerada la primera desde el espacio (aunque realmente no salíamos aún de la atmósfera).
Luego vinieron algunas fotos icónicas de la Tierra desde la Luna, a enormes distancias, durante los viajes de naves a otros mundos del sistema solar, y muchas imágenes espectaculares de diferentes zonas del planeta desde satélites de observación en órbita.
A diferencia de los satélites en órbita, que, al estar cerca del planeta, están afectados por el día y la noche, el nuevo satélite se encuentra en una especie de punto de equilibrio entre el Sol y la Tierra, a 1,5 millones de kilómetros de nosotros, desde donde puede ver siempre al planeta completamente iluminado.
La imagen muestra los colores reales de cómo se ve la Tierra, a diferencia de la mayoría de satélites de observación, en donde se usan colores falsos. Se aprecia un tono global azulado algo difuso, causado por efecto de dispersión de la luz solar por las moléculas que contiene la atmósfera de la Tierra. En las imágenes satelitales que normalmente vemos de la Tierra desde el espacio se limpia ese efecto de la atmósfera.