Grupos de especialistas que discuten temas muy específicos a veces no llegan a soluciones creativas.

La especialización, un proceso que se centra en una actividad concreta y que se entiende como un signo de excelencia, puede decantar en un estancamiento del ser humano y en la ignorancia de nuestras sociedades.
Cuando los especialistas conforman grupos cerrados que discuten temas muy específicos, a veces no llegan a soluciones creativas dada la formación de un círculo vicioso de pensamiento y actuación.
Esta situación afecta a las nuevas generaciones, que están comenzando su andadura por el camino del conocimiento y enfrentan el riesgo de perder creatividad y un enfoque interdisciplinar, esenciales para afrontar los desafíos que necesita un mundo heterogéneo.
Parece que atrás quedaron las épocas en que un individuo podía navegar entre ciencia, arte y literatura sin perder la inventiva, la casi perfecta afinación entre saberes diferentes.
El gran Leonardo da Vinci, por ejemplo, es uno de los máximos exponentes del Renacimiento, una época en la que las nuevas ideas y los puntos de unión entre varias disciplinas significaron el despertar de una civilización.
Los linderos entre la estética y el arte son justamente los que ahora parecieran chocar con el mundo de la ciencia.
Artistas y científicos están en puntos disonantes que la mayoría de las veces es difícil reconciliar, pues se suele pensar en la ciencia como algo metódico y en el arte como algo creativo.
Pero no todo está perdido, hay algunos signos de que el pensamiento e interacción multidisciplinar están tomando fuerza para la solución de algunos problemas.
Un espacio en el que ese concepto se materializa es el Science Hack Day, que se llevará a cabo los días 21 y 22 de marzo en Bogotá. Diseñadores, desarrolladores, científicos, artistas, filósofos y amantes de la ciencia se reunirán para construir nuevas ideas basadas en su insaciable curiosidad.