Las estrellas que se deshacen frente a nuestros telescopios

Imagen: ESA/Hubble & NASA, Foto de: Judy Schmidt

Cientos de destellos brillantes se revelan como diminutos soles adornando las noches despejadas, y aunque, a primera vista, todas parezcan similares, las estrellas se presentan en tipos muy diversos. Color, temperatura, abundancia de elementos químicos y edad, son algunas de las características que pueden variar de una estrella a otra. 

Dentro de esta miscelánea de estrellas, se encuentran unas peculiares que viven rápido y mueren salvajemente. Inicialmente descubiertas en la constelación del Cisne en 1867, se denominan con el también peculiar nombre de las Wolf-Rayet (WR), haciendo homenaje a sus descubridores, los astrónomos franceses Charles Wolf y Georges Rayet, y corresponden a gigantescos objetos luminosos con aproximadamente veinte veces la masa de nuestro Sol y unas cinco veces su temperatura superficial.

Lo mas sorprendente es que las WR pierden sus capas externas a través de violentos vientos al lado de los cuales el viento solar parecería un leve soplo. Las fuertes eyecciones expulsan material que va desnudando a la estrella hasta dejar al descubierto su núcleo, el lugar donde suceden las reacciones de fusión que transforman elementos químicos ligeros en otros mas pesados.

Muchas estrellas WR se encuentran escondidas en medio de colosales nebulosas que dificultan su observación, justamente las nubes que se forman debido al material que van expulsando. Una WR de 100 masas solares, por ejemplo, podría reducirse a tan solo 8 masas solares al final de su vida, lo que equivale a perder varias veces la masa de la Tierra cada año, y al material arrojado enriquece su entorno con elementos químicos pesados, como un cubito de caldo concentrado que se va deshaciendo para aliñar una sopa cada vez mas rica y espesa. En nuestra galaxia escasamente se han encontrado unas 200 WR, cuya vida además es efímera (algunos cientos de miles de años) comparada con la de estrellas de tipo solar (miles de millones de años). 

El destino específico de las estrellas WR depende de la masa inicial que contengan, pero se cree que muchas terminan sus vidas con fastuosas explosiones, como supernovas o estallidos de rayos gamma. En algunas ocasiones se han visto morir “en directo” gracias a proyectos que monitorizan constantemente la bóveda celeste con diversos telescopios buscando señales de estas explosiones. Las supernovas de tipo IIb, como se les clasifica, son uno de los astros mas brillantes del cosmos y representan una buena oportunidad para examinar los secretos de sus estrellas progenitoras, las fascinantes, momentáneas y violentas Wolf-Rayet.

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