El futuro de la Estación Espacial Internacional

El proyecto que representa uno de los mayores esfuerzos colaborativos de la humanidad se enfrenta a un futuro que dependerá en gran medida del presupuesto que pueda destinarse para mantener al habitáculo espacial en funcionamiento y seguir rompiendo records, como lo ha hecho en las últimas dos décadas desde que los humanos comenzaron ser sus huéspedes.

Desde sus etapas de conceptualización y diseño, ya se esperaba que la EEI representara un trampolín para abrir el camino a nuevas y desafiantes misiones espaciales tripuladas, significando una experiencia invaluable de aprendizaje sobre el comportamiento del ser humano en el inclemente ambiente espacial y múltiples aspectos relacionados con la vida en el espacio. Más de 3000 investigaciones de 108 países evidencian el conocimiento adquirido, que ahora es la base para futuras misiones tripuladas a la Luna y a Marte.

Son justamente los planes para seguir ampliando nuestro itinerario espacial los que han hecho tambalear la financiación de la EEI desde la administración de Obama en Estados Unidos; y ahora con Trump los recortes de presupuesto se han hecho mas evidentes, haciendo pensar a muchos sobre su inminente final.

Sin embargo, una nueva opción parece encender la luz para que la EEI continue su exitoso camino con el apoyo de capital privado. Los llamados nuevos socios del mercado de la exploración espacial, pueden ser los artifices del impulso que necesita la EEI para continuar algunos años mas, aunque esto puede representar cambios en la forma como opera.

Hace tan solo tres meses los astronautas Bob Behnken y Doug Hurley hacían historia al regresar de su estadía de tres meses en la EEI, en la primera nave espacial construida y operada por una empresa privada, un importante triunfo para el programa espacial comercial. Tanto Space X, la empresa del visionario Elon Musk que logró esta hazaña, como Boeing, Virgin Galactic y Blue Origin, preparan una nueva era de vuelos comerciales al espacio, en donde la EEI será una parada casi obligatoria en sus rutas espaciales. 

El turismo espacial podría convertir a la EEI en el primer hotel en órbita, una idea que ya atrae a muchos inversores motivados con la flamante idea de negocio que representan las aventuras espaciales. Recientemente se han anunciado planes para construir un nuevo módulo que estaría acondicionado como un hotel espacial de lujo, con grandes ventanales, zona de ejercicios y hasta internet. Los afortunados huéspedes tendrán que desembolsar 40 millones de dólares por dos semanas, ampliables a un total de un mes, y tendrán la posibilidad adicional de realizar un paseo espacial por otros 20 millones de dólares. 

Tal parece que en los próximos años serán más comunes personajes como el magnate Dennis Tito, el primer turista espacial, quien visitó la EEI el 30 de abril de 2001, pero también otros más mediáticos como el mismísimo Tom Cruise. El reconocido actor podría convertir una misión que parecía imposible, en realidad, y  llevar un estudio de grabación a lo más alto, fuera de la Tierra. Así lo anunciaba Jim Bridenstine, el administrador de la Nasa en su cuenta de twitter en mayo de este año, al confirmar que se grabará una película en la EEI con el actor de Hollywood y la productora Universal Pictures al frente del proyecto, lo que se materializará con el vuelo de una cápsula de Space X en octubre de 2021.

Para algunas empresas del sector privado, y para las propias agencias espaciales, las anteriores opciones significarán una forma de financiar sus iniciativas científicas y de desarrollo tecnológico. Así se podrá dar continuidad a los grandes proyectos que persisten explorando el cosmos, estudiando agujeros negros, materia y energía oscura, medicina espacial, y hasta nuestro propio planeta. Todos ellos representaran un importante avance en el conocimiento y entendimiento del universo en el que vivimos, pero también tendrán efectos colaterales en el desarrollo económico y social de nuestra sociedad.

Mientras todo esto ocurre, los planes para el florecimiento de la siguiente generación de posibles estaciones espaciales ya empiezan a toma forma, con proyectos como el Ensamble Pilotado Orbital y Experimento Complejo (OPSEK) de los rusos, o la Estación Espacial Comercial Bigeloe, de capital norteamericano. 

El que probablemente será el próximo gran hito de la especie humana es el proyecto que pondrá en órbita lunar, a unos 1.500 kilómetros de la superficie de la Luna en el punto más cercano y 70.000 en el más lejano, un espacio destinado a servir como base de operaciones y enlace de comunicaciones para las próximas misiones a la Luna. La Plataforma Orbital Lunar Gateway será la “parada de autobús” para la nueva exploración lunar, como lo expresó Jan Wörner, director general de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Hasta que el tiempo pase y los nuevos habitáculos espaciales sean una realidad, la EEI seguirá siendo la obra mas refinada de ingeniería que jamas haya sido construida por el ser humano, una verdadera pieza de orfebrería aeroespacial.

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