La jubilación del programa de transboradores espaciales marcó el fin de una época donde aprendimos cómo vivir y trabajar en el espacio

Cerca de medio millón de personas se dan cita en un soleado día para ver el final de una historia; y no es para menos, quieren ser testigos del último lanzamiento de un transbordador espacial. Esto sucedía hace cinco años en las zonas aledañas a las plataformas de lanzamiento en Cabo Cañaveral (Florida), y el transbordador Atlantis era el encargado de cerrar una epopeya impresionante de viajes tripulados al espacio que sorprendió a toda la humanidad, luego de 135 lanzamientos con 5 transbordadores, durante las tres décadas de vida del programa de Sistema de Transporte Espacial. De hecho en 1969 comenzó el plan y el diseño inicial para tener naves reutilizables con una simple idea: salir disparado como un cohete y regresar planeando como un avión.
Se cerraba una época dorada de la tecnología espacial que, con algunos altibajos, consiguió hitos sorprendentes como colocar en órbita el telescopio espacial Hubble o construir un habitáculo permanente en el espacio, la Estación Espacial Internacional, que como un inmenso Lego tardó doce años en ser armada.
Los transbordadores tampoco escaparon de la tragedia, primero en 1986 cuando el Challenger explotó en el aire segundos después de su lanzamiento, y el último en el 2003 con el Columbia, esta vez a su entrada de vuelta a la Tierra, sumando 14 astronautas fallecidos en estos incidentes.
Justamente el último desató el fin de uno de los programas más exitosos, nacido después de las misiones Apolo. Otros hablan de una decisión más política y económica. Lo cierto es que muerte de los transbordadores no dejó contentos a muchos, y se habló de una nefasta decisión por parte de la NASA al tirar por la borda tantos años de desarrollo e investigación en este sistema, sin tener preparado un sustituto inmediato.
Hoy, después de cinco años, el violento corte tecnológico sigue abierto. Las empresas privadas han podido encargarse poco a poco del envío de suministros al espacio, pero actualmente solo Rusia y China tienen la capacidad de poner seres humanos en órbitas bajas, con capacidades que distan de las que pudo lograr la gloriosa flota de transbordadores espaciales que en cada viaje podía llevar hasta siete tripulantes.
Los transbordadores, cada uno con casi 3 millones de partes móviles, son hoy piezas de museo, que nos recuerdan una época en que nuestra capacidad para trabajar en el espacio se desarrolló como nunca y que culminó con el aterrizaje del Atlantis el 21 de Julio de 2011.
Actualmente se está desarrollando el vehículo tripulado de exploración Orión con el cual probablemente algún día pisaremos Marte, pero jamás olvidaremos al llamado “camión de transporte”, el transbordador espacial.
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