La región, conocida como los Pilares de la Creación, ha sido captada por el Telescopio Hubble.
Cuando se trata de escoger la mejor imagen entre los millones de fotografías tomadas por telescopios, esos inmensos ojos que captan la luz que proviene de diferentes rincones del universo, la tarea es bastante compleja. Los objetos que descubrimos en el cosmos nunca han dejado de sorprendernos.
Desde las observaciones astronómicas más antiguas, posiblemente durante la era Glacial, hace unos 30 mil años, pasando por las primeras observaciones a través de un telescopio hechas por Galileo en 1609, hasta llegar al uso de avanzada tecnología digital y telescopios espaciales, las extraordinarias y muchas veces caprichosas formas de planetas, galaxias, nebulosas y un sinnúmero de cuerpos celestes han impregnado de curiosidad y belleza a nuestra civilización.
Gracias a ellas hemos podido estudiar nuestro vecindario, el Sistema Solar, y obtener la imagen más profunda del universo tomada con luz visible, que lo muestra cuando tenía tan solo 800 millones de años. Es decir, que la luz que recibimos de esa región fue emitida hace cerca de 13 mil millones de años.
Precisamente una imagen captada por el Hubble en 1995 se ha convertido en una de las más famosas por su exuberante belleza. Representa un ícono de nuestra visión moderna del espacio exterior. La región conocida popularmente como los Pilares de la Creación se encuentra en la Nebulosa del Águila, a unos 7 mil años luz de distancia, y muestra columnas de gas interestelar -hechas de moléculas de hidrógeno- en una región con estrellas jóvenes, calientes y brillantes.
Es, literalmente una cuna de estrellas, en donde la radiación ultravioleta que estas emiten empuja al gas hacia las columnas. Normalmente, las imágenes son codificadas con colores para resaltar las diferencias en composición química.
Luego de 20 años, el Hubble vuelve a poner su mirada en esta región. Detectando la radiación infrarroja pudo «penetrar» y observar las estrellas más jóvenes aún inmersas en las regiones más densas de las columnas.
Estudios sugieren que la explosión de una estrella (supernova) en un cúmulo cercano a la Nebulosa del Águila ocurrida hace unos 6 mil años generó una onda expansiva que destruyó parcialmente los pilares.
Dada la gran distancia a la que se encuentra la región, podremos seguir admirando su belleza otros mil años, hasta que futuros observadores del cielo puedan evidenciar su posible destrucción.