Un salto al vacío

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12/09/2024 Jared Isaacman saliendo al espacio en la primera actividad extravehicular privada. POLITICA INVESTIGACIÓN Y TECNOLOGÍA SPACE X

Cuando la escotilla de la cápsula  Crew Dragon se abrió, la inmensidad del espacio exterior se desplegó ante los ojos del astronauta Jared Isaacman. A más de 400 kilómetros bajo sus pies, el control en tierra de la misión Polaris Dawn y millones de curiosos conectados a la transmisión del evento, eran testigos de la primera vez que un astronauta no profesional se aventuraba fuera de una nave espacial.

Realizar una actividad extravehicular o EVA no es nada nuevo. Se llevan haciendo desde 1965, cuando el cosmonauta soviético Alexei Leonov hizo historia al convertirse en el primer ser humano en flotar en el espacio. Luego la Nasa, estrenó esta capacidad con el programa Gemini, y desde entonces, los paseos espaciales han sido cruciales para explorar la superficie lunar, prestar servicio al telescopio espacial Hubble y ayudar a construir la Estación Espacial Internacional. 

Después de casi sesenta años de pasear por el espacio, el riesgo sigue latente y hay muchos factores que se deben tener en cuenta para salir de la protección de la nave espacial, entre ellos el desempeño del traje espacial, que se convierte en el principal salvavidas.

El espacio exterior es un lugar tan impresionante como peligroso, posiblemente el entorno más hostil imaginable para el ser humano. En el vacío del cosmos, sin la protección de un traje espacial, el cuerpo humano enfrenta desafíos extremos. A diferencia de lo que se suele ver en películas de ciencia ficción, donde los personajes explotan al ser expuestos al vacío, la realidad es mucho más compleja. 

Desde los primeros días de la exploración espacial en los años 60, cuando comenzaron los vuelos tripulados, se ha estudiado minuciosamente qué le sucede al cuerpo humano en estas condiciones. Los primeros experimentos incluyeron animales y voluntarios humanos en cámaras de altitud diseñadas para simular el vacío, y los resultados permitieron comprender las verdaderas amenazas a las que un astronauta se enfrenta durante una EVA.

Uno de los primeros incidentes ocurrió en 1965, cuando un técnico fue accidentalmente expuesto a un vacío total durante una prueba fallida de un traje espacial. Aunque colapsó después de 14 segundos, se recuperó sin lesiones permanentes una vez que la cámara fue represurizada, demostrando que la exposición breve al vacío no es inmediatamente fatal, pero la rápida intervención es clave. Estudios posteriores y accidentes en misiones espaciales confirmaron que el cuerpo humano es sorprendentemente resistente en el espacio, pero solo por cortos periodos de tiempo.

¿Qué sucede exactamente cuando un ser humano es expuesto al vacío del espacio? Por una parte, los gases dentro de los pulmones y el tracto digestivo se expanden debido a la falta de presión, lo que puede causar daños graves si no se exhala rápidamente. Este es uno de los consejos de supervivencia más críticos, exhalar inmediatamente puede evitar la ruptura de los pulmones y la entrada de burbujas de aire en el sistema circulatorio, lo que sería fatal.

En ausencia de presión atmosférica, el agua se convierte espontáneamente en vapor, haciendo que en cuestión de segundos, se evapore el agua en la piel y en los tejidos blandos. Este fenómeno también afecta los ojos y la boca, donde la humedad desaparece casi instantáneamente. Al mismo tiempo, el nitrógeno disuelto en la sangre forma burbujas gaseosas, causando lo que los buzos conocen como «el mal de descompresión», una condición extremadamente dolorosa.

Contrario a lo que cabría esperar, el frío extremo del espacio no es una amenaza inmediata. En el vacío, el calor no se transfiere fácilmente fuera del cuerpo, lo que significa que el enfriamiento es un proceso lento. Sin embargo, la exposición directa a la radiación solar sin la protección de la atmósfera terrestre sí provoca quemaduras solares severas en cuestión de segundos.

Otro peligro proviene de la falta de oxígeno. En aproximadamente 10 segundos, la persona pierde la visión y comienza a perder la conciencia debido a la hipoxia, la falta de oxígeno en el cerebro. Si no se administra oxígeno presurizado en un minuto y medio, el corazón dejará de latir y la sangre comenzará a hervir debido a la caída de la presión interna.

A pesar de lo inhóspito del espacio exterior, la misión Polaris Dawn demostró nuevamente que con la protección adecuada, los seres humanos pueden realizar una EVA de forma segura y explorar más allá de nuestra atmósfera. Sin embargo, la exposición sin protección sigue siendo una amenaza mortal, y los conocimientos adquiridos a lo largo de décadas continúan siendo cruciales para preservar la vida en el espacio, lo que será determinante para futuras misiones que se alejen más y más.

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