
Cómo olvidar aquellos momentos cautivadores frente a una pequeña pantalla, que nos transportaba a mundos lejanos y nos sumergía en el fascinante ámbito de la ciencia. Personalmente, mi conexión con la ciencia dio un giro inesperado cuando, siendo niño, me emocionaba con documentales sobre el espacio. Las historias e imágenes impactantes del cosmos crearon una chispa que encendió mi curiosidad y amor por la ciencia.
La televisión ha sido una ventana a lo desconocido, permitiéndonos explorar el universo desde la comodidad de nuestros hogares. Desde los confines del espacio hasta las maravillas de la vida en la Tierra, la televisión ha desempeñado un papel crucial en democratizar el conocimiento científico.
En la década de los ochenta en Colombia, un buen número de programas educativos y documentales convirtieron la ciencia en una posibilidad emocionante y accesible. La televisión empezaba a derribar barreras, haciendo que conceptos complejos fueran comprensibles para personas de todas las edades. Gracias a esta maravillosa herramienta, muchos fuimos testigos de exploraciones revolucionarias, desde la biología marina en las profundidades del océano de la mano de Jacques Cousteau, pasando por la exploración en los bosques de niebla con Dian Fossey junto a sus amigos gorilas, hasta la exploración de planetas con el recordado Carl Sagan.
Al celebrar cada 21 de noviembre el Día Mundial de la Televisión, es importante reflexionar sobre el papel fundamental que este medio ha desempeñado en acercar la ciencia a millones de hogares alrededor del mundo, en su poder para inspirar, educar y conectar a la humanidad con el vasto universo del conocimiento científico. La televisión, inventada a partir de esfuerzos científicos hacia finales del siglo XIX y con su capacidad única para contar historias, llevó la emoción de la ciencia a más de una generación, logrando llegar a mentes curiosas y apasionadas.
La transmisión televisiva de la llegada del Apolo 11 a la Luna en 1969, sintonizada por más de 500 millones de personas, fue un momento trascendental que dejó una marca indeleble en la historia, inspirando generaciones y contribuyendo al avance continuo de la exploración espacial. Desde entonces, es innegable el impacto de la televisión en la sociedad, siendo en muchos casos un agente de cambio que puede utilizarse para educar, informar, entretener e incluso para promover la paz y el desarrollo.
Si bien la forma en que consumimos contenidos ha experimentado una transformación significativa con la llegada de internet y las plataformas digitales, la televisión ha evolucionado para adaptarse a estos cambios y sigue desempeñando un papel crucial en la vida cotidiana. Ahora más que nunca, cuando los contenidos de telebasura abundan, pero con las múltiples y nuevas capacidades que tiene la televisión, se debe resaltar su papel crucial para fomentar el interés y la comprensión pública de la ciencia, creando un puente entre la comunidad científica y el público en general.
La intersección de la ciencia y la televisión, debe forjar una conexión que siga siendo esencial para alimentar la curiosidad y la comprensión del vasto universo del conocimiento científico, incentivando a los televidentes a comprender mejor el mundo que les rodea y a tomar decisiones informadas sobre temas científicos.